¿Por qué sentimos envidia?


La envidia, uno de los siete pecados capitales, es un gran sentimiento de frustración, una emoción negativa ante algún bien de otra persona, a la que por ello desearíamos hacerle daño, consiente o inconscientemente.
¿Por qué?



¿Como es una persona envidiosa?

Principalmente es una persona insatisfecha, ya sea por frustración, represión o inmadurez, que a menudo, no sabe que lo es. Por eso siente mucho rencor contra los que poseen algo... ya sea dinero, éxito, belleza, poder, felicidad, etc. que él también desea pero no puede o no quiere desarrollar.
De este modo, en vez de aceptar sus carencias o percatarse de sus deseos y facultades y darles curso, el envidioso odia y desearía destruir a toda persona que le recuerda su privación.


Cuestión de hormonas

Una de las hormonas que se liberan en el hipotálamo se llama oxitocina, esta hormona, llamada comúnmente la hormona del amor, juega también un papel fundamental en multitud de respuestas relacionadas con el comportamiento humano, como son la agresividad, la generosidad, la empatía, la confianza y la envidia.
Por ejemplo, cuando una persona tiene una emoción positiva hacia otra, la oxitocina la potencia, pero si la empatía va hacia un sentido contrario, la oxitocina promueve las emociones negativas que, como dijimos, la envidia es una de esas emociones. Podríamos decir que la oxitocina se comporta como un potenciador de los sentimientos sociales.
Además, está comprobado científicamente que cuando a la persona que es envidiada le va mal, el cerebro del envidioso reacciona liberando dopamina, la hormona del placer, lo cual le produce una sensación de bienestar.


¿El envidioso, puede dejar de serlo?

Por supuesto, como dijimos antes, la oxitocina potencia tanto los sentimientos positivos como los negativos, si somos capaces de neutralizar los sentimientos negativos, estaríamos ganando la batalla contra la envidia, el problema es como neutralizar esos sentimientos, a continuación mostramos una lista de como poder lograrlo.

  • Favorece la confianza, desarrollando expectativas y modelos positivos sobre las relaciones sociales.

  • Estimula la empatía, o sea, la capacidad de ponernos en lugar del otro.

  • Relativiza las diferencias sociales y elige adecuadamente con quién, cómo y cuándo compararse.

  • Valora correctamente tu capacidad, sin infravalorarte ni sobrevalorarte.

  • Colabora con los demás, es un buen medio para dotarnos de la pericia que requiere resolver los conflictos que causan envidia.

  • Relativiza tu propio éxito, no magnificarlo. Y, si es posible, tomarlo incluso un poco en broma.

  • Interpreta tu progreso personal mediante la comparación con tus competencias y habilidades, no con las de otros.

  • Acostúmbrate a centrar la atención en los aspectos más positivos de la realidad, no siempre en los negativos.