Distancias intercambiables: espacio y tiempo


Distancia espacio tiempo

Imagínese que a usted le dicen que dentro de un mes comenzará a trabajar en una empresa que está ubicada a unas pocas calles de su casa. Ahora imagine que le comunican que dentro de un mes comenzará a trabajar en una empresa pero en otra ciudad de la cual reside. ¿En cuáles de estas dos instancias piensa usted que ese mes transcurrirá más lentamente? Según una investigación, el tiempo nos transcurrirá más lentamente si el puesto de trabajo es en nuestra propia ciudad.

Dicha investigación fue realizada en la Universidad de Toronto a fines de año pasado y demuestra como la percepción de la distancia física puede filtrarse en nuestra percepción de los espacios de tiempo. El resultado de esto es la forma en como podemos percibir el paso del tiempo en determinadas situaciones.


El tiempo y la distancia pueden ser intercambiables

El punto de partida de esta investigación es que la mente puede confundir distintos tipos de distancia, esto significa que un valor considerable en un tipo de distancia (por ejemplo la distancia física) puede reducir la sensibilidad en un segundo tipo de distancia (la distancia temporal). Por tanto, seremos más conscientes del paso del tiempo cuando el suceso (el nuevo trabajo) se desarrolle físicamente cerca.

Pongamos un ejemplo al revés: la idea de tener que correr diez kilómetros suena más desalentador si lo tenemos que hacer ahora, que si lo debemos hacer dentro de un año, esto es porque una mayor distancia temporal conduce a una menor sensibilidad, ya que diez kilómetros lucen más extensos en lo inmediato que en un futuro lejano.


Tanto en un punto geográfico distante como en un futuro lejano, existe un retroceso en el enfoque de la experiencia inmediata, lo que conduce a un menor compromiso (con incrementos específicos).

En uno de los estudios, los participantes que completaran una encuesta recibirían una pequeña suma de dinero como premio. Dicho dinero se podía cobrar de dos formas diferentes, mediante un pago online por valor de 50 dólares, la segunda opción consistía en cobrar mediante un pago online de 65 dólares pagados en tres cuotas. Se les comunicó que los pagos eran online debido a que el banco que haría los pagos se encontraba en otra ciudad.
Los resultados fueron que el 71% de los participantes eligieron la segunda opción y el 29% la primera. Normalmente las personas tienen dificultades para trascender el aquí y el ahora a cambio de una recompensa mayor en el futuro (esta es la razón porque nos cuesta tanto ahorrar) pero en este caso una percepción de mayor distancia de la ubicación del banco hizo disminuir la sensibilidad de las personas.

En otro estudio se les solicitó a un grupo de personas que imaginaran que recibían un pase gratuito para un museo que estaba en una ciudad distante 30 kilómetros del lugar donde residían. A la mitad se les dijo que su pase era para dentro de una semana y a la otra mitad se les manifestó que su pase era para dentro de un año. Aquí la distancia se mantuvo constante y lo que varió fue el tiempo.
Los resultados indicaron que, en una escala de 1 a 7, a los participantes que se les indicó que debían asistir en una semana, percibieron los 30 kilómetros como más largos (4,45), que quienes lo debían hacer dentro de un año (3,54).


En base a estas afirmaciones, si usted guarda su dinero en un banco que se encuentra lejos, será menos probable que trate de echar mano de sus ahorros antes, que si el banco está cerca de donde reside.

Para terminar...

Estos resultados proporcionan una visión interesante de cómo los distintos tipos de distancia (espacial y temporal) parecen compartir una medida común profunda en nuestra mente. Los seres humanos tratamos los diferentes tipos metafóricos de “distancia”, como por ejemplo un futuro lejano, de forma muy similar a como tratamos las distancias físicas.