Perros que olfatean enfermedades


Debido a que las bacterias se reproducen muy rápidamente, pueden ocurrir mutaciones que le permitan a cierta cepa adquirir resistencia a los antibióticos, son las llamadas "superbacterias". Éstas, por lo general, atacan a pacientes que están internados en hospitales. Una de las más problemáticas es la Clostridium difficile (conocida como C. difficile). Dicha bacteria, ataca más frecuentemente a personas mayores que están o han estado recientemente en algún hospital y que han recibido altas dosis de antibióticos.


perro

Los antibióticos matan “bacterias buenas” de la flora intestinal y es en ese momento cuando la C. difficile se hace fuerte. Esta libera toxinas que causan diarrea, fiebre, náuseas, dolor abdominal y úlceras. Aproximadamente el 7% de las personas infectadas con esta bacteria mueren en los 30 días posteriores. Solamente en Estados Unidos mata aproximadamente a 21 mil personas al año. El tratamiento con distintas drogas puede ser difícil debido a su gran resistencia, ya que su estructura incluye una membrana protectora y libera esporas extremadamente resistentes.
Para empeorar las cosas, la tasa de infección ha aumentado considerablemente en los últimos años, esto probablemente se deba a un aumento en el consumo de antibióticos y al envejecimiento de la población en algunos países.

Normalmente, el procedimiento que se utiliza para prevenir la propagación de esta bacteria implica la detección precoz de aquellas personas infectadas, para luego aislarlas de la población general del hospital. Sin embargo, las pruebas de diagnóstico para identificar pacientes infectados son muy costosas y requieren de un equipamiento especial. Además, por lo general, estas pruebas son lentas y en algunos casos puede retrasar el comienzo del tratamiento hasta por una semana.


La bacteria C. difficile tiene un olor específico

Un avance que puede ayudar a controlar la propagación de esta bacteria, proviene del hecho que los científicos han hallado que las heces de personas infectadas con C. difficile tiene un olor específico.
Y obviamente, los perros tienen un sentido del olfato muy superior al humano. En este aspecto, ya se habían realizado una serie de experimentos con perros que eran capaces de detectar algunos tipos de cáncer, e incluso, fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre de diabéticos. Esto llevó en 2012, a un equipo de investigadores de la Universidad Médica de Groningen (Países Bajos) para tratar de ver si los perros podrían ser entrenados para identificar la bacteria C. difficile. Un Beagle llamado Cliff fue el elegido para la tarea. A partir de muestras de heces, se le enseñó a identificar el olor en individuos infectados y a sentarse cuando detectara la C. difficile.
Después de dos meses de entrenamiento, la capacidad de detección de Cliff era de casi el 100% en muestras positivas.

A continuación, se llevó al perro a hospitales para poner a prueba su capacidad de detección en pacientes. Se trataba de, simplemente, recorrer las salas pasando por cada cama sin tocar ni hacer contacto alguno con el paciente. En las primeras pruebas Cliff detectó correctamente 25 de 30 casos (83% de efectividad).

Particularmente en 2014, se produjo un gran brote de C. difficile en el Hospital Vrije de Ámsterdam. Por lo que el grupo de investigadores llevó a Cliff a hacer su tarea. De 371 pacientes, el perro identificó correctamente a 12 de un total de 14 pacientes infectados por C. difficile (86%).


Es interesante destacar que, en ese momento, Cliff identificó "erróneamente" como infectados a algunos pacientes que no lo estaban. Sin embargo, varias de estas personas contrajeron la infección dentro de los tres meses posteriores.

Este estudio confirmó que un perro entrenado puede perfectamente detectar con precisión a un paciente enfermo, infectado por una determinada bacteria. La efectividad de Cliff fue muy alta y el tiempo de identificación de pacientes no lleva más de 15 minutos. Este diagnóstico inmediato puede permitir que las personas infectadas sean aisladas del resto del hospital rápidamente, para de esa forma no sólo iniciar un tratamiento en un lapso más breve de tiempo, sino también evitar una mayor propagación de la bacteria. Además, el costo de mantener a un perro entrenado para este tipo de detecciones es mínimo, en comparación con los costos de equipos complejos y personal capacitado en todos los hospitales con el fin de hacer la misma tarea. Y, por supuesto, las vidas de los pacientes potencialmente salvados por la rápida detección, eso no tiene precio. La gran pregunta es si, en un futuro, esta práctica será más general y extendida a otras enfermedades.
Como dijo el filósofo y poeta francés Alphonse de Lamartine: "cuando el hombre está en problemas, Dios le envía un perro".



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